COLORES FRÍOS Y COLORES CALIENTES
Otra facultad de los colores es su calidez o frialdad.
A grandes rasgos, los colores fríos son los azules, verdes y grises, esto es, los que llevan azul en su composición.
Los colores cálidos o calientes son los rojos, amarillos, naranjas, o sea, los que contienen amarillo.
Esta facultad de los colores es fundamental para la composición de la obra, ya que ayuda a establecer los diferentes planos del cuadro.
Así, los colores cálidos tienden a avanzar dentro del espacio pictórico y los colores fríos tienden a retroceder dentro del mismo.
Por ejemplo, en la pintura de paisajes, el conocimiento de esta cualidad del color resulta imprescindible y nos lleva a pintar los fondos en colores morados y azulados, que retroceden, reservando los amarillos y rojos para el primer plano, ya que éstos avanzan hacia el espectador.
Como sabemos, la perspectiva no sólo se expresa mediante el dibujo, sino también mediante el color, para lo cual es imprescindible conocer que los colores fríos han de colocarse en las zonas del fondo y los cálidos en los primeros planos.
Otra facultad de los colores es su calidez o frialdad.
A grandes rasgos, los colores fríos son los azules, verdes y grises, esto es, los que llevan azul en su composición.
Los colores cálidos o calientes son los rojos, amarillos, naranjas, o sea, los que contienen amarillo.
Esta facultad de los colores es fundamental para la composición de la obra, ya que ayuda a establecer los diferentes planos del cuadro.
Así, los colores cálidos tienden a avanzar dentro del espacio pictórico y los colores fríos tienden a retroceder dentro del mismo.
Por ejemplo, en la pintura de paisajes, el conocimiento de esta cualidad del color resulta imprescindible y nos lleva a pintar los fondos en colores morados y azulados, que retroceden, reservando los amarillos y rojos para el primer plano, ya que éstos avanzan hacia el espectador.
Como sabemos, la perspectiva no sólo se expresa mediante el dibujo, sino también mediante el color, para lo cual es imprescindible conocer que los colores fríos han de colocarse en las zonas del fondo y los cálidos en los primeros planos.
En este paisaje de Cézanne del monte Sainte Victoire, en las proximidades de su pueblo, nos indica un empleo muy estudiado del color, en el que la montaña del fondo se ha construido con unos tonos azulados y violáceos, con lo que se la sitúa al fondo del cuadro, pero armonizada con unos toques de luz mediante unos toques anaranjados y rosados.
En el resto del paisaje predominan los verdes y anaranjados, en armonías propias de colores complementarios, con un primer plano muy oscuro, que prolonga la perspectiva del resto del valle.
Aquí los colores claros que avanzan hacia el espectador son los colores rojizos y anaranjados de las frutas y el "blanco" del mantel y del frutero, que constituyen un buen ejemplo de lo que en pintura supone el color blanco, que refleja el color de los objetos circundantes y por eso se representa con la intervención de muchos otros colores.
En el fondo, perfectamente entonado con el resto, predominan los morados, que lo hace retroceder en la superficie pictórica.
En este cuadro de los Jugadores de Cartas vemos en las chaquetas de los dos hombres las mismas características que en el anterior. Aquí se puede observar la forma peculiar de Cézanne en el empleo del color para señalar las sombras. En el fondo, la combinación de rojos y azules proporciona un todno morado, con algunos destellos blancos que indican la existencia de una puerta de cristal.
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