
Si se aplica con pincel, que suele ser lo habitual, muchas veces supone la ruina del pobre pincel y además su aplicación permite poca precisión. Otro problema es que el líquido tiende a secarse en el frasco si no lo usamos con mucha frecuencia, con lo que nos encontramos que cuando lo vamos a utilizar está inservible y nos vemos obligados a comprar otro frasco, al que le espera el mismo destino.
Algunas ideas útiles para el empleo del enmascarador son:
- Aplicar con un pincel previamente enjabonado, que se vuelve a lavar con jabón inmediatamente después de su empleo.
- Aplicar con otro objetos, como son una pluma de bambú o una plumilla, una aguja de plástico (de las de coser lana) o un punzón, un trozo de papel de acuarela o de cocina retorcido o incluso un palito rígido. Hay que usar la imaginación.
- Merece la pena explorar las posibilidades de aplicarlo con un trocito de esponja natural, para lograr efectos de olas rompientes, por ejemplo.

- Una forma de evitar que se seque el líquido dentro del frasco, es rellenar el espacio vacío que queda entre la superficie del líquido y el tapón con un poco de film de plástico transparente arrugado, del que se emplea en la cocina, y de jarlo allí permamentemente. Este procedimiento hace que se elimine la cámara de aire que se forma sobre la superficie del líquido en el interior del frasco y que lo seca con el paso del tiempo. (Este consejo es muy útil, porque el recurso del film de plástico transparente funciona y conserva el líquido durante mucho tiempo).
- Hay que recordar que no hay que agitar el frasco antes de usar el enmascarador, porque entonces el líquido se llena de burbujas y pierde la consistencia debida.
La marca Schmincke tiene un lápiz enmascarador que se suministra en un frasquito alargado, que termina en una boca muy estrecha y que permite un mejor uso del líquido cuando se trata de una superficie lineal a enmascarar. También es interesante señalar que este enmascarador se suministra en color blanco y en color azul, este último más fácil de distinguir. Tiene un pequeño problema y es que se desprende con menos facilidad que el clásico de Windsor and Newton.