Últimamente he estado experimentando con acuarela de tubo tradicional aplicada sobre papel japonés de rollo. Es un poco difícil de controlar, ya que el papel japonés es muy poroso y si se carga el pincel con mucha agua, enseguida lo empapa y se corre, haciendo imposible controlar la forma. Por tanto, hay que utilizar la pintura no demasiado diluida en agua, aunque tampoco demasiado seca, ya que la técnica de pincel seco no funciona sobre este tipo de papel.
Otros dos problemas que surgen son que la finura y delicadeza del papel japonés hace que se pueda deteriorar en el proceso de contacto con el agua y que la obra resultante tenga escasa entidad, por la fragilidad del soporte. El primer problema no tiene solución, ya que si el papel se rompe en el proceso, hay que abandonar. El segundo puede solucionarse colocando el papel japonés una vez pintado sobre un papel más resistente, como el papel de grabado o el de acuarela sin textura (o sea, satinado) antes de enmarcar la obra.
En algunos casos, puede ser conveniente perfilar las formas mediante el uso de tintas de colores. Y me diréis, ¿dónde está la gracia de esta técnica tan llena de peligros? Bueno, me parece que es un campo de experimentación que proporciona un color tenue y evanescente y unas formas delicadas que merecen atención. Aquí os presento algunas de las pruebas y espero que alguien se anime a hacer también sus pruebas y nos cuente los resultados.
En algunos casos, puede ser conveniente perfilar las formas mediante el uso de tintas de colores. Y me diréis, ¿dónde está la gracia de esta técnica tan llena de peligros? Bueno, me parece que es un campo de experimentación que proporciona un color tenue y evanescente y unas formas delicadas que merecen atención. Aquí os presento algunas de las pruebas y espero que alguien se anime a hacer también sus pruebas y nos cuente los resultados.
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