Con el fin de
celebrar el vigésimo aniversario de su existencia, el Museo Thyssen caba de
inaugurar una exposición titulada “Gaugin
y el viaje a lo exótico”.
La exposición
propone una reflexión sobre lo que constituyó la experiencia del viaje a países
exóticos para una serie de artistas de finales del siglo XIX y principios del
XX, a los que la búsqueda de inspiración en tierras lejanas, donde lo
exótico y primitivo tenía su rigen y razón de ser, les llevó a adoptar nuevas
formas de expresión artística que serían decisivas en la evolución de la
pintura moderna.
Para ello, se presenta
la figura de Gaugin como representante más destacado de ese viaje, en su búsqueda
del primitivismo a través del exotismo. No obstante, la muestra ofrece no sólo algunas
de las obras de Gaugin pintadas en su estancia en la Polinesia francesa y
Tahití, sino las de muchos otros pintores coetáneos, anteriores y posteriores,
con los que coincidió en esa búsqueda.
Algunos, como
Kirchner, Heckel o Derain estudiaron el arte primitivo en los museos
etnográficos; otros, como Nolde o Pechstein, viajaron a tierras lejanas; y
finalmente, otros, como Macke, Klee o Kandisnky, eligieron Túnez para su
búsqueda de una luz diferente.
Desde mi punto de
vista, si bien su título parece indicar que versa únicamente sobre Gaugin, lo mejor
de esta exposición es que proporciona un interesantísimo recorrido de
influencias y coincidencias entre diferentes pintores de esta fascinante época
de las vanguardias, hasta dejarnos a las puertas de la abstracción.
En primer lugar, la
exposición hace justicia a la figura de Delacroix, que exploró ampliamente el
mundo de lo exótico en sus viajes al norte de Africa. A continuación, se exhibe
la obra de Gaugin en relación con los fauves franceses (Matisse, Derain,…),con
los orfistas Robert y Sonia Delaunay, con los expresionistas alemanes (Klee,
Marc, Macke, Nolde, Pechstein,…), hasta llegar a Kandinsky, representado
por una Improvisación del año 1909, curiosamente muy cercana en color y
composición a los cuadros de Gaugin.
La exposición
termina con los papeles recortados de
Matisse, como resultado de su estancia en la Polinesia francesa en 1930, donde
coincidió con Murnau que estaba rodando la película Tabú, también presente en la muestra.
Paul Gaugin: Mata Mua (Érase una vez), 1892
Paul Gaugin: Matamoe (Muerte. Paisaje con pavos reales),1892
Wassily Kandinsky: Improvisación 6 (Africano). 1909
Henri Matisse: El esquimal. 1947