Parece ser que últimamente nuestros acuarelistas reciben una especial atención de las publicaciones internacionales sobre acuarela.
En el número de abril de la prestigiosa revista americana
Watercolour Artist hay un reportaje dedicado a Pablo Rubén López Sanz, titulado
“Pintando la Ciudad”, donde habla de sus temas urbanos de gran formato. Me
parecen interesantes sus declaraciones, por lo que transcribo una gran parte a
continuación.
Señala que la mejor forma de conocer el tema es de primera mano,
por lo que a lo largo del año viaja a menudo y cuando consigue una idea hace
apuntes, fotografías, estudiando los diferentes puntos de vista y de luz, para
poder tener un buen material de trabajo en el estudio. Sus ciudades favoritas para
pintar son Roma, San Francisco y Nueva York.
Para él lo más importante es captar la atmósfera real del
lugar, no una ilustración, por eso no es colorista, sino que emplea sólo dos
colores dominantes y algunos toques de sus complementarios en cada cuadro.
Nunca usa los tres primarios a la vez. En el punto focal emplea una versión más
luminosa de un color ya presente en otra parte del cuadro para atraer la
atención. Para él es importante que una acuarela tenga uniformidad: unidad en
la diversidad, esa es la clave.
La dificultad radica en pintar una acuarela de grises con variaciones
en la temperatura del color y no una acuarela en blanco y negro. Para mantener
una variedad tonal, incorpora tonos oscuros, medios y claros, pero no en la
misma proporción, para evitar la monotonía. Asimismo, los grises tienen que
armonizar con los demás colores de la obra, incluidos el azul del cielo y los
verdes de la vegetación.
La composición es vital, porque es donde se consigue el
primer impacto: si la composición no es buena, el resto no tiene interés. Una
buena composición busca el equilibrio entre espacios llenos y vacíos.
Normalmente pone muchos detalles y pinceladas en el punto focal y evita
trabajar demasiado en las zonas donde quiere menos atención, en las cuales
introduce líneas direccionales que dirigen la mirada al punto focal.
Dado que sus temas incluyen edificios, calles, coches y
demás, necesitan un buen dibujo previo. Algunas zonas como la vegetación tienen
mayor frescura si se trabajan de una vez. Otras, necesitan varias aguadas para
precisar sus formas y fijar contornos difusos o marcados.
No es partidario de emplear líquido enmascarador, porque
deja unos bordes muy duros. Prefiere utilizar gouache blanco cuando necesita
incorporar luces al final.
Emplea espátulas o raspadores para crear texturas o dibujar
líneas quebradas. A veces se
fabrica sus propias acuarelas con pigmentos, goma
arábiga y glicerina.
Para conocer mejor su obra:
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