jueves, 27 de mayo de 2010

NUEVAS EXPERIENCIAS DE DOLORES FRANCO: LA GOMA ARÁBIGA

La goma arábiga constituye uno de los ingredientes tradicionales de las pinturas a la acuarela, por lo que es una forma de introducir variaciones en el comportamiento, textura e incluso en el color de la pintura, sin alterar, digamos, sus elementos constitutivos, esto es, sin añadir elementos extraños.
La que se emplea para este fin es la goma arábiga que se vende para uso de los pintores, distinta de la goma arábiga que se emplea en papelería como pegamento, por lo que tenemos que tener en cuenta esta circunstancia al comprarla. Yo conozco únicamente las de las marcas Windsor & Newto y Talens.

Cuando se mezcla goma arábiga con las pinturas de acuarela se producen fundamentalmente tres efectos:
1. Se forma una pasta más densa que el agua, de una textura casi gelatinosa.
2. Por ello, retrasa el secado de la pintura, lo que permite manipularla durante más tiempo antes de que se seque.
3. Añade brillo al color, por lo que aumenta su viveza.
Tradicionalmente se utiliza, o bien mezclándola con el agua, si se quiere aplicar a toda la pintura, o bien mezclándola con un poco de pintura en determinadas partes del cuadro.
En todo caso, hay que tener en cuenta que si se aplica una capa muy gruesa de goma arábiga, existe el peligro de que se cuartee o resquebraje.

A mí me gusta utilizarla únicamente para conseguir determinados efectos, como son especialmente los de agua y reflejos en el agua, en los que se pueden lograr muchas cosas que son imposibles con la acuarela por sí sola.

De todas formas, ya que produce un efecto pastoso y tiene el inconveniente de mitigar la transparencia de la acuarela sola, hay que utilizarla con prudencia, sin excederse, y valorar sus efectos en cada caso.
Ante la típica escena de aguas tranquilas en las que el paisaje se refleja en un lago, hay que pensar siempre si procede emplear un poco de goma arábiga para conseguir logrados efectos con los reflejos en el agua.

Aquí os muestro algunas ejemplos de esta técnica.



Esta escena de aguas poco profundas, con reflejos de los árboles y ramas circundantes es la típica escena que hace pensar en el empleo de la goma arábiga, que se ha utilizado sólo para los reflejos en el agua.













En esta tierna escena, de una joven madre que enseña a su hijo pequeño las aguas de un lago alemán, me he centrado en las dos figuras de espaldas, que integran una única forma, en su especial diálogo. No obstante, para sugerir las aguas del lago, que únicamente están insinuadas, he empleado un poco de goma arábiga mezclada con los azules, de forma que éstos han ganado en intensidad y la superficie ondulada se ha podido tratar con más elasticidad, dada la cualidad de la goma arábiga mezclada con el color.






También merece la pena explorar las posibilidades de esta técnica en estudios abstractos, como este cielo imagianrio de la izquierda.
Es divertido soltar la mano y la mente en estos casos, sin la premura que axije la acuarela y su rápido secado.

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